El terror puede servir como espejo social para poner en escena las fobias y obsesiones de una cultura en un momento determinado. Con Pearl, Ti West no solo toca en el corazón de la época -la necesidad de ser visto y reconocido por los demás- sino que también funciona como una reflexión sobre las consecuencias psicológicas del encierro y el aislamiento prolongados. La película parece la versión neurótica y perversa del Mago de Oz, un tour de force hacia los abismos de la razón de una chica con fantasías de fama y de grandeza.
Pocos lo sabían: durante los créditos finales de esa genial fantasía porno-slasher X (2022), Ti West mostró el tráiler de la precuela que había hecho en secreto al mismo tiempo y en la misma granja, que se desarrolla 60 años antes como historia de fondo de Pearl, la anciana trastornada por la belleza, la sexualidad y la vitalidad juvenil que hacía de la filmación de una dirty movie un festival gore triple x. Mia Goth interpretaba a Pearl y a Maxine, una de las starlets en busca de fama, con la que la anciana tiene una conexión subliminal en un turbio proceso de identificación existencial.
Con Pearl entendemos las motivaciones y los traumas de la mujer en su juventud. Estamos en 1918, en una granja de Kansas durante la pandemia de gripe española. Para Pearl (Goth), la realidad apesta: su esposo está en las trincheras francesas de la I Guerra Mundial; su padre (Matthew Sunderland) sufre los efectos de la gripe, una especie de cuadriplejia que lo deja en estado de dependencia absoluta; y su madre (Tandi Wright) es una inmigrante alemana de primera generación, creyente, paranoica y manipuladora emocional.
Pearl sostiene su estabilidad con fantasías de celuloide. Cree que es especial, que tiene el factor X, que es capaz de ganarse un lugar en la industria del cine como bailarina. Quiere ser famosa, que la miren, que la quieran. Mia Goth hace una actuación antológica como una chica que camina por el borde de la psicosis, aferrada desesperadamente a la ilusión irse de una maldita vez de esa granja para convertirse en alguien reconocido y amado por los demás.
Mia Goth en Pearl: nace una estrella
Si X era el homenaje de Ti West al cine y a los autores indie de los 70’s, Pearl muestra su retorcida fascinación por el Hollywood clásico en tecnicolor. El trabajo fotográfico de Eliot Rockett -con colores saturados del campo que contrastan con las monotonía oscura del interior de la casa-, hacen de la puesta en escena una topografía de lo siniestro para representar el estado mental deteriorado de Pearl. La partitura realizada por Tyler Bates y Chelsea Wolfe -que también hicieron la banda sonora de X– se siente más cerca de una épica esclavista antes de que saturen la atmósfera con notas afiladas como un cuchillo.
West reafirma la sofisticación visual que había mostrado en X y logra hacer no solo una buena película, sino mejorar su producción anterior al ampliar de manera coherente el mundo privado de los personajes. Ante el aburrido fetichismo de la violencia homicida, West le da una marco psicológico quizás poco original, pero que permite hacer de Mia Goth un monumento del terror de autor moderno con una interpretación enorme llena de frustración y esperanza, de angustia y deseo, desesperación y libertad.
Pearl es un viaje al fin de la noche de la razón, el equilibrio precario de la mente abusada de una chica joven y linda, que por debajo de una aparente inocencia supura algo insano y cuyo destino, como vimos en X, es el triste espectáculo de la nada.